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En el sueño todo se tornaba de humo azulado, el fondo de una noche azur danza con el agua del lago. Solo a la luz de la luna, en la orilla del lago con un monólogo, en compañía del silencio de la noche que se va asomando.
- No sé si se merece mis lágrimas, tampoco sé si es merecedora de mi silencio. Ninguna solución me satisface, ninguna opción me conforta en este momento, la única respuesta a todo esto está dentro y al parecer no puedo oírla.
A su espalda, una voz consoladora, le susurraba.
- Tal vez no quiere ser escuchada, por ahora. Así que...¿meditando denuevo?
- ¿Cuántas veces me has escuchado?
- Muchas veces niño, muchas veces.
- No fue difícil encontrarte, es más, sabía que te encontraría en este lugar en dónde te he encontrado en ciertas otras ocasione.- Su mirada se perdía en la quietud del lago.
- Esta vez te sorprendí yo primero ¿verdad?
- Supongo.
- Últimamente puedes verme en casi todas partes. O...puede que no lo hayas notado, en realidad creo que no has querido hacerlo.
Miró los ojos, fijamente, de quien tenía delante de él. Su rostro mostraba confusión, luego bajó la cabeza como si de un lamento se tratara.
- Angustia...me aflije hasta tu propio nombre. Mentiría si te digo que no soy consciente de que nos hemos cruzado en otra parte.
- Ya ves... Entonces tratas de evitarme todo el tiempo.- Se sentó al pié del lago a cierta distancia de él.
- ¿Quién no querría hacerlo?- Dijo con voz firme y poniéndose de pie, haciendo ademán de irse.
- Tal vez pueda ayudarte...ven, siéntate aquí, a mí lado.- Señaló un lugar a su lado para que se sentara.
- Está bien.- Expresó con paso lento hacia ella mientras se sentaba a su lado.
- Comparte conmigo esos pensamientos que traes, recuerda que sólo en el sueño los pensamientos se alinean y las penas descansan.
- ¿Qué pasará cuando despierte?
- Siempre preguntas eso, olvídalo por un momento. Solo cuéntame un poco de tus preocupaciones y luego me dirás tu propósito con este encuentro.
- Sólo...quisiera saber por qué nunca las lágrimas acaban. Hace un rato pensé estar seguro de lo que siento, de lo que pienso, de lo que soy, de lo que quiero...- Le decía mientras desviaba la mirada hacia un lado.
- ¿Y ahora?
Él suspiró, miró a la angustia fijamente a los ojos y volvió a hablar como si algo por dentro le empujara en cada oración.
- Se me han olvidado muchas cosas, ya no recuerdo que tan feliz era en ciertos momentos, ya no pienso lo que imaginé pensar siempre. El sentimiento se debilita por la observación. Extrañar, es una palabra que últimamente se torna confusa. Me envuelven muchas preguntas y ninguna de ellas es precisa como quisiera, si lo fueran podría ser más fácil responderlas. Ciertamente no entiendo cómo se disuelven las esperanzas en el tiempo y cómo cada vez más frágiles son las ilusiones. Se derrumban las ideas al poco tiempo de haber sido construidas y se alimentan de rabia mis ojos sin desearlo.
- Espera, no has olvidado nada, todo permanece intacto dentro tuyo como al principio. Los recuerdos envejecen con nosotros, con el tiempo no desaparecen sólo se hacen menos visibles a nuestra mirada. Créeme, no has olvidado eso que te hacía feliz tampoco has dejado de sentir cómo antes, sólo que...
Hizo una pausa. El silencio de la oscura noche los tomó por sorpresa…

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