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- ¿Qué? Dime.
La angustia hizo aparecer en su bello rostro una sonrisa confusa e inquietante. Luego de una pausa aparentemente larga, comenzó a hablar.
- Nos hemos visto varias veces, hemos hablado poco pero sé tanto de ti... Tu mirada es sincera y expresa más que mil palabras de tu boca. Creo que ya no sirvo para esto, no contigo. Nadie se sienta a mí lado como tú lo has hecho, a compartir conmigo lo que yo...
- ¿Sí..?
- Lo que yo he hecho.
- No creo que todo haya sido culpa tuya.- Intentó consolarla.
- Pero todos tienen ese pretexto para alejarse de mí y dejarme fuera de sus asuntos.
- No, yo creo que más allá de lo que eres, tus intenciones son distintas.
- Es bueno que al menos alguien como tú llegue a decírmelo. Entiendo lo que dices niño, yo también lo he sentido, aunque sea difícil de creerlo.
- Al parecer todos poseemos sentimientos que no alcanzamos a ver.
- Así es...Creo que es momento de hablar, ahora sí, de lo que sucederá cuando despiertes. Pero dime tú, ¿qué pasará?- Le miró a los ojos como si buscara la respuesta en ellos.
- Pienso que será un día más pero diferente, así como avanzan las agujas del reloj avanzarán mis pasos...siempre mirando al frente, buscando alguna puerta que desee ser abierta. Ay, ¡no sabes cuánto me decepcionan mis propias palabras!- La desesperación se reflejaba en su mirada.
- ¿Por qué?
- Son las mismas palabras que me repito siempre, cada día, cada noche. Ya no sé si en verdad es eso lo que quiero, si tan sólo existieran instrucciones en la vida... ¡Es tan confuso lo que digo, siento y pienso!
- No, ten calma, tranquilo...Déjame decirte algo: yo entiendo porque soy parte y, aunque pienses lo contrario, también culpable de todo lo que sientes. Tus ojos inundados de lágrimas brillan tanto que llego a verme reflejado en ellos. Tu mirada en este momento habla más de lo que tú puedes, niño.
- Es que no logro encontrar palabras en momentos como este.
- Tal vez alguien pueda ayudarte. Tal vez ya has hablado con ella.
- ¿Quién? Dime con quién debí haber hablado.- Imploraba mientras su mano se aferraba al brazo de la angustia y ésta le miraba casi sorprendida.
- Oh, ya entiendo. He llegado demasiado lejos, perdóname.- Apuntó con su cabeza baja y lamentándose.
- ¿Qué? ¿Qué has hecho para que deba perdonarte?- En ese instante dejó de aferrarse a su brazo.
- Tantas cosas...pero la más importante, créeme que no fue mi intención niño, el haberme interpuesto entre ustedes.- Soltó con una voz de ruego.
- ¿Entre quiénes?
- Tú ya sabes, sólo escúchalo. Sé que lo has intentado pero ahora que te he dicho esto podrás hacerlo.
Luego de reflexionar las palabras de la angustia, su rostro se volvió calmo y una leve sonrisa hizo desaparecer lentamente esas lágrimas que nacían en sus ojos.
- Era cierto, trataba de decirnos algo.
Miro a la angustia con mirada comprensiva y de pie se fue alejando, la angustia la seguía con su mirada sabia.
- Gracias por la compañía, será mejor despertar ahora.
- ¡Espera! No me has dicho el propósito de tu búsqueda.
- Ah, sólo venía a tratar de convencerte para que te vayas a otra parte pero ya no puedo pedirte eso.
- ¿Por qué no?
- Prefiero que te quedes por un tiempo y así, tal vez, podamos charlar otro día. Hasta entonces. Nos vemos a la vuelta de algún sueño…
La angustia sin palabras le devolvió una sonrisa mientras él se despedía de un sueño al que tal vez regresaría.
Fin.

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