domingo, 13 de septiembre de 2009

EL VERBO...



Tuvo una vida y no se acuerda.
Allá lejos, en el cenit de los amaneceres, se fumó los días de vino con los pétalos de las rosas.
Los corceles de morfina galopan por estepas áridas donde las almas entierran el corazón lleno de los secretos del universo.
Escapar, coger el primer ascensor hacia el ocaso, sucio vacío y frío, como los vagones traseros del amor, llenos hasta las ventanas de basura y ruido.
Lanzarse enjambre de sentidos abiertos a la última pupila desviada sin gracia ni ganas. Ritual que invoca los ojos del Cierzo, manos de Mistral y todos los vientos del universo perfumando el otoño de las cosas donde estás.
Permanecer impasible y pálida, sin buscar refugio en el cielo para guarecerse de donde la dejó; bajo la lluvia de tinta marchita de los domingos y ese paraguas de vino rancio que no supo abrir.
Rellenar los espacios en blanco con la nostalgia de los lugares a los que nunca fueron. Los sueños mueren de pena. Sus hélices dibujan en el tiempo melodías de emociones hambrientas viajando en montaña rusa hacia la noche de la luna.
Al alba, descarrilan por la partitura en clave de sol.
Tenías todo el AmoR del mundo, pero eso no te bastó.

1 impertinencias::

Anónimo dijo...

Raul Esa frase de "tenias todo el amor del mundo , pero no te basto" arranco uno de mis pétalos de sal... es que hay personas que ni todo el amor les basta para ser feliz...
Y ese sin duda no es tu caso
Besos Sabor a Fresa

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