RITUAL...

A veces ella me rasca la espalda. Pide que me doble con el torso desnudo sobre la cama y que acerque la cabeza a las rodillas que están flexionadas. Ella posa la mano sobre mi piel, después descubre sus uñas y las frota entre risas. Yo cierro los ojos con placer, y cuando digo que me duele la espalda a causa de la incómoda postura ella me clava las uñas mientras exclama que ya falta poco para terminar. Finalmente, extiende todos sus dedos sobre la irritada espalda y la acaricia proporcionando fricciones enérgicas con su mano, y enseguida se abraza a mí mientras me incorporo y estiro mi dolorida y apaciguada espalda.